Anderson, J. W., Liu, C., & Kryscio, R. J. (2008). Blood pressure response to transcendental meditation: a meta-analysisAmerican journal of hypertension, 21(3), 310-316.

ANTECEDENTES: Ensayos clínicos anteriores sugieren que la técnica de Meditación Trascendental puede disminuir la presión arterial de individuos normotensos e hipertensos, pero se han planteado problemas con la calidad del estudio. Este estudio fue diseñado para evaluar los efectos de la Meditación Trascendental sobre la presión arterial mediante evaluaciones de calidad objetivas y metanálisis.

METODOS: Se realizaron búsquedas en las bases de datos PubMed y Cochrane hasta diciembre de 2006 y publicaciones recopiladas sobre Meditación Trascendental. Se evaluaron ensayos controlados aleatorios que compararon las respuestas de la presión arterial a la técnica de Meditación Trascendental con un grupo de control. Las medidas de resultado primarias fueron cambios en la presión arterial sistólica y diastólica después de practicar la Meditación Trascendental o después de los procedimientos de control. Se utilizó un sistema de calificación específico (0-20 puntos) para evaluar los estudios y se utilizaron modelos de efectos aleatorios para los metanálisis.

RESULTADOS: Nueve ensayos controlados aleatorios cumplieron los criterios de elegibilidad. Las puntuaciones de la calidad de los estudios variaron de baja (puntuación, 7) a alta (16) con tres estudios de alta calidad (15 o 16) y tres de calidad aceptable (11 o 12). El modelo de metanálisis de efectos aleatorios para la presión arterial sistólica y diastólica, respectivamente, indicó que la Meditación Trascendental, en comparación con el control, se asoció con los siguientes cambios: −4,7 mm Hg (intervalo de confianza (IC) del 95%, −7,4 a – 1,9 mm Hg) y −3,2 mm Hg (IC del 95%, −5,4 a −1,3 mm Hg). Los análisis de subgrupos de los grupos hipertensos y los estudios de alta calidad mostraron reducciones similares.

CONCLUSIONES: La práctica regular de la Meditación Trascendental puede tener el potencial de reducir la presión arterial sistólica y diastólica en ~ 4,7 y 3,2 mm Hg, respectivamente. Estos son cambios clínicamente significativos.

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